
Carola y su mamá, Donna, llegaron juntas a Pérrikus tras haber sido abandonadas.
Para nuestra alegría, fueron adoptadas las dos juntas y se fueron a vivir junto a otra mastina que ya tenía la familia.
Desafortunadamente, la adopción no fue bien y tuvieron que regresar a nuestro albergue. No respetaban a la perra de la familia y había peleas constantes.
Así que estas dos grandullonas pueden estar juntas, pero no son compatibles con otros perros.
Carola tiene un corazón tan grande como su cuerpazo y es un bellezón por dentro y por fuera. ¿Quieres venir a conocerla?