Algunas veces podemos sentirnos atraídos por el coche más bonito, la casa más espectacular o el móvil de última generación. Lo que puede darnos una sensación de éxito personal. 
Sin embargo, al adoptar estás incorporando un ser vivo a tu día a día, no un perro para presumir en el vecindario. Por ello es necesario que no te dejes llevar por la belleza de un perro (ya os adelantamos que todos nuestros perros son guapos), sino por su carácter y necesidades específicas. Si llevas una vida sedentaria, no puedes adoptar un perro muy activo, ya que sólo te acarreará problemas y quebraderos de cabeza. Si por el contrario te gusta la acción, salir a correr, las largas caminatas y eres un poco "culo inquieto", necesitas un perro que pueda seguirte el ritmo y disfrute de las mismas actividades que tú. 
Cuando te dejas llevar por el aspecto del animal en lugar de su carácter, estás poniendo la primera piedra para construir una adopción desastrosa. 
Si te dejas asesorar por nuestro personal de albergue, que son quienes mejor conocen a nuestros perros, conseguirás que el nuevo miembro de la familia se adapte a tu vida de manera más eficaz.