
Aiala fue dejada en una clínica veterinaria porque estaba coja y ya no servía para cazar. Tenía una fractura de cúbito y radio que operaron nuestros veterinarios y de la que se ha recuperado por completo.
Pero lo que realmente tiene fracturada Aiala es su confianza en el ser humano. Su anterior vida fue muy dura y eso ha dejado huella. Es una galga muy tímida y que necesita tiempo para adaptarse a las personas que no conoce.
Estamos seguros de que alguien ahí fuera puede darle el cariño y la seguridad que necesita. ¿Serás tú?