

Hay accidentes terribles que cambian la vida de un perro, pero a mejor.
Así llegó Ayrton a Pérrikus, tras sufrir un ataque de otro perro que le destrozó el cuello y le provocó una compleja fractura en una pata delantera.
Aunque el que era su tutor solicitó que le sacrificaran, en el hospital veterinario donde le llevaron se negaron a hacerlo y contactaron con nosotros. La fractura se operó y quedó perfecto.
El problema de Ayrton es el terror en el que ha vivido durante seis largos años. Y aunque ya lleva tiempo con nosotros, está siendo complicado hacerle ver que no todas las personas somos crueles y violentas.
Ayrton necesita una familia que tenga experiencia con perros miedosos y la paciencia que sus fobias requieren.
Lleva dentro muchas cosas que está deseando demostrar.
Ayrton puede convivir con otros perros y con gatos sin ningún problema.
