


Sasha siempre ha sido una perra enérgica aunque sin olvidarse nunca de su ración de mimos. Sin embargo, los años ya han empezado a hacer mella en su cuerpo y esa actividad ha decaído por completo. El frío del invierno en la sierra, ha calado hasta los huesos y tiene bastante artrosis.
Sasha llegó con sólo dos añitos al albergue y ya lleva toda una vida con nosotros, desde 2015.
Es muy cariñosa con las personas, con los demás perros es sociable siempre que no haya comida u otros recursos de por medio.
Nunca hemos entendido que nadie se haya fijado en este bellezón y la haga formar parte de su familia.


